Rupturas y emociones negativas en nuestra epigenética

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Las emociones son reacciones psicofisiológicas que todos experimentamos a diario, aunque no siempre seamos conscientes de ello. Son de carácter universal, bastante independientes de la cultura y generan cambios en la experiencia afectiva, en la activación fisiológica y en la conducta expresiva.

Surgen ante situaciones relevantes que implican peligro, amenaza, daño, pérdida, éxito, novedad… y nos preparan para poder dar una respuesta adaptativa a esa situación. A lo largo de nuestra evolución como especie, gracias a las emociones hemos podido responder rápidamente ante aquellos estímulos que amenazaban nuestro bienestar físico o psicológico, garantizando nuestra supervivencia. Además de esta función primordial adaptativa, las emociones cumplen una función social y otra motivacional.

A través de la primera, facilitan la interacción social, permitiendo la comunicación de los estados afectivos y promoviendo la conducta prosocial. Y, por otra parte, la emoción es la encargada de energizar una conducta motivada, aquella caracterizada por poseer dirección e intensidad. Una conducta “cargada” emocionalmente se realiza de forma más vigorosa y se ejecutará de forma más eficaz, adaptándose a cada exigencia.

Las rupturas amorosas y las emociones negativas pueden tener un efecto profundo en nuestro perfil epigenético. Si bien la información genética nos viene heredada en gran medida por nuestros ancestros, la epigenética determina cómo los factores externos, como por ejemplo las emociones, pueden alterar la expresión de esos genes, afectándonos no solo emocionalmente, sino físicamente también al alterar nuestro perfil epigenético.

El impacto de las emociones negativas y estresantes en nuestra epigenética

Comprender cómo el estrés afecta a nuestra salud es esencial para desarrollar estrategias para prevenir o mitigar sus efectos. Por ejemplo, numerosas investigaciones han demostrado que ciertas hormonas liberadas durante el estrés pueden causar modificaciones epigenéticas que resultan en cambios a largo plazo en la expresión génica, lo que lleva a alteraciones en el comportamiento y la regulación de las emociones.

Estos hallazgos sugieren que la epigenética puede ser un factor importante para comprender la base biológica de las emociones asociadas con las rupturas y otras experiencias negativas, así como la forma en que se regulan con el tiempo.

¿Cuál es el vínculo entre las emociones negativas y los patrones de metilación del ADN alterados?

La metilación del ADN es un mecanismo epigenético importante que regula la expresión de los genes y juega un papel en el desarrollo de diversas enfermedades. Estudios recientes han demostrado que los estados emocionales negativos pueden conducir a patrones de metilación del ADN alterados, lo que a su vez puede afectar la expresión génica. Este vínculo entre los estados emocionales negativos y los patrones alterados de metilación del ADN tiene implicaciones para comprender la etiología de muchas enfermedades, así como para desarrollar mejores tratamientos.

El miedo-ansiedad, la ira, la tristeza-depresión y el asco son reacciones emocionales básicas que se caracterizan por una experiencia afectiva desagradable o negativa y una alta activación fisiológica. Las tres primeras son las emociones más estudiadas en relación con el proceso salud-enfermedad.

¿Y qué papel juega la neuroplasticidad?

La neuroplasticidad es un término utilizado para describir la capacidad del cerebro para cambiar, adaptar y reorganizar sus vías neuronales en respuesta a las experiencias. Cuando alguien pasa por una ruptura, el cerebro sufre cambios que pueden afectar la forma en que piensa y siente sobre sí mismo y sus relaciones, esto también interfiere en la expresión de nuestros genes.

La neuroplasticidad puede ayudar a las personas a sobrellevar estos cambios al permitirles aprender nuevas formas de pensar y comportarse para manejar mejor sus emociones. Al comprender cómo funciona la neuroplasticidad, las personas pueden comprender mejor por qué sienten ciertas emociones después de una ruptura y también pueden superarlas más rápidamente.

Relación entre epigenética y neuroplasticidad

Al combinar estos dos campos, podemos obtener una mejor comprensión de cómo nuestro entorno influye en nuestros genes y cómo nuestro comportamiento da forma a la forma en que funciona nuestro cerebro.

Este conocimiento se puede utilizar para mejorar la salud mental, prevenir enfermedades como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, la depresión, y mejorar el rendimiento cognitivo.

Conclusión

  • La epigenética es el estudio de cómo los cambios en nuestro entorno pueden afectar nuestra expresión genética.
  • Las emociones negativas, pueden alterar la expresión de los genes, afectándonos emocional y físicamente.
  • La metilación del ADN regula la expresión génica y juega un papel en el desarrollo de diversas enfermedades.
  • La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar, adaptar y reorganizar sus vías neuronales en respuesta a las experiencias.
  • La combinación de la neuroplasticidad y la epigenética da como resultado una mejor comprensión para poder prevenir, mitigar efectos y realizar ajustes en nuestros hábitos diarios.